Los socialistas libertarios: rebeldes incomprendidos del distrito de Querétaro, 1879-1884

Historia del anarquismo en México
javiherrac
Mensajes: 10
Registrado: Mar Ago 20, 2019 9:31 pm

Los socialistas libertarios: rebeldes incomprendidos del distrito de Querétaro, 1879-1884

Mensaje: # 18Mensaje javiherrac »

“Tlacote no es hacienda sino pueblo, y por lo mismo el
dueño de ella es más ladrón que los que están presos”.
Coronel Antonio Guevara, 1883.


Fue el griego Plotino C. Rhodakanaty, que procedente de España en 1861, quien difundió con tesón el socialismo utópico y el anarquismo en México. Ese mismo año, para ganarse adeptos, publicó la Cartilla socialista, de Charles Fourier. Hacia 1865 organizó un grupo de estudiantes al que se le conoció como Club Socialista de Estudiantes, en la ciudad de México: “En el grupo estaban los futuros líderes del socialismo mexicano: Francisco Zalacosta, un joven que posteriormente encabezó luchas agrarias; Santiago Villanueva, quien organizó el primer movimiento obrero urbano, y Hermenegildo Villavicencio, quien trabajó con Villanueva en la década de 1860, pero murió antes de los grandes acontecimientos de las décadas de 1870 y 1880”.(1)
Este grupo se cambió su nombre al de La Social, que era una organización secreta que posteriormente se adhirió a la Asociación Internacional de los Trabajadores.(2)

En 1877, comenzando el primer periodo de la administración porfirista, ciudadanos de 87 pueblos de los estados de México, Guanajuato, Querétaro, Hidalgo y Michoacán, enviaron al Congreso de la Unión un documento donde exigían leyes que evitaran el despojo de sus tierras y la destrucción de sus pueblos por parte de los hacendados.(3) De la misma manera, pedían poner fin a los asesinatos, persecución y encarcelamientos de los representantes de sus pueblos. Manifestaban que confiaban en las leyes mediante las cuales podían resolver sus problemas y no simpatizaban con la violencia. Incluso condenaban la Comuna de París en la que los trabajadores pusieron en práctica sus ideas radicales. No obstante, no obtuvieron solución a sus demandas.

Así las cosas, durante el mismo año Francisco Zalacosta realizó un recorrido por los pueblos campesinos de los estados de México, Puebla, Tlaxcala e Hidalgo; promoviendo la ley agraria ante los despojos, abusos de los hacendados y la indiferencia de las autoridades. Según él la ley agraria era “el acto de expropiar a los terratenientes y hacendados de las posesiones que mantienen por el desgraciado privilegio concedido por las leyes antinaturales”.(4)A la vez, entre las visitas al Archivo General de la Nación para obtener copias de los títulos de sus pueblos y relacionarse con otros pueblos de la República Mexicana que padecían la misma situación, los contactos con la prensa obrera como El Socialista y el Hijo del Trabajo, la relación que entablaron con el coronel antiporfirista Alberto Santa Fe y personas del grupo La Social, fue el detonante para adoptar otros métodos de lucha, lejos de la legalidad y los cambios pacíficos.

Así pues, al no hacer caso a sus peticiones, representantes de pueblos de Guanajuato y Querétaro, dejan de confiar en las leyes y en los cambios pacíficos; por lo que decidieron llevar a cabo la “Revolución Social”, promovida por el Directorio Socialista de la Confederación Mexicana.

Y el 1º de junio de 1879, en Santa Cruz Barraca, Guanajuato, proclamaron el “Plan Socialista por los Representantes de los Pueblos de los Estados de Querétaro y Guanajuato”. Firmaban: los pueblos de San Bartolomé Rincón de Tamayo, San Miguel de los Naranjos, Santa Catarina de Cuevas, Real de la Luz, San Luis Jilotepec, San José de Guadalupe, Pueblo de Roch, Nativitas, San Roque, Baltierrallas, San Pedro Tenango, Asunción Zapotlán, La Resurrección, Yuriria, Santa Cruz Barranca, Santiago del Valle y otros veinte representantes de pueblos más.

Enterado el gobierno queretano del “Plan Socialista” negó que en la entidad existiera un levantamiento armado contra las autoridades federales o estatales y una hacienda con el nombre de La Barranca; además, también negó la existencia de litigios por la posesión de tierras. Solamente reconoció una disputa de terrenos entre Andrés Fernández, propietario de la Hacienda La Muralla y habitantes de San Idelfonso, distrito de Amealco. Disputa que “terminó muy satisfactoriamente, debido al tino del ciudadano Prefecto Rafael Velarde, y a la generosidad de los dueños de la hacienda”.(5)

No obstante, el periódico antiporfirista de la ciudad de México El Combate,6 además de reproducir el Plan Socialista, escribió que el número de sublevados en Sierra Gorda ascendía a 1,300 hombres. En efecto, uno de estos levantamientos campesinos tuvo lugar en el distrito de Cadereyta.

Tan pronto como se supo que merodeaban por los alrededores de Cadereyta “una gavilla de comunistas”, fuerzas federales y hacendados compuesta por cien hombres bien armados, los persiguieron y hubo un combate el 5 de octubre en el Cerro El Frontón, entre Bernal y Cadereyta, con un grupo de 26 hombres mal armados que tenían en su poder: cuatro fusiles, una remigton, cuatro ballonetas, una espada, un bote con dinamita y un machete. En el enfrentamiento resultaron nueve presos (dos de ellos heridos): Ofrenco González, Felipe Lara, Victoriano Chávez, Julián Mejía, Rutilio Hernández, Florentino Nieto, Ramón Valencia, Venturio Hernández y Santiago González. Cabe señalar que al frente de los rebeldes de Cadereyta estaba Félix Rodríguez,(7) compañero de Plotino Rhodakanaty. Días después La Sombra de Arteaga escribió que en el estado reinaba la paz y se había “derrotado a los comunistas”.(8)

Romper la paz social queretana

En el caso del distrito de Querétaro, las autoridades no sabían de las actividades de los rebeldes, mucho menos de su relación con el Centro Socialista del Estado de Guanajuato. Los principales dirigentes eran José Jiménez y Antonio Guevara (representante del pueblo de Buenavista), los dos con grado de Coronel. El cargo se los otorgó el Directorio Socialista de la Confederación Mexicana, “en el nombre de Dios y del Pueblo Mexicano”, el “año 358 de la esclavitud del Pueblo”.

Dos años después, se enteraron de la rebelión que se avecinaba. En marzo de 1881 el Jefe de Policía Rómulo Alonso detuvo por el delito de sedición a Antonio Guevara, Ascensión Hernández, Juan Díaz, Anselmo de Jesús, Casimiro Jiménez, Justo Lira, José Jiménez, Gabriel Mendoza, Onofre Clemente, María Antonia Guevara y Agustín Ramírez. Los aprehendió, porque tenía conocimiento que en los pueblos de San Antonio de la Punta, San Miguel Carrillo, Santa María, San Pablo y sus alrededores, se estaba preparando un plan revolucionario, que “tiene por objeto atentar contra los intereses de las personas y las autoridades”. En las respectivas diligencias en el Juzgado de Distrito, el anciano Antonio Guevara asumió toda la responsabilidad y manifestó que sus compañeros nada tenían que ver con la rebelión; por su parte, los demás presos manifestaron que ellos no se habían “mezclado en asuntos revolucionarios”. Así las cosas, los presos pidieron su libertad bajo fianza y no habiendo méritos para seguir la causa, el Juez Primer Suplente les concedió la libertad bajo fianza.(9)

Algunos de ellos se dedicaron a la tarea de continuar con su proyecto revolucionario. Hartos de “(…) reclamar su derecho a las tierras del suelo mexicano, porque es de su propiedad y tienen en él su indudable derecho. Que ya no pueden ni sembrar un cuarterón de maíz, ni cortar un leño, porque no se los permiten los hacendados y ni siquiera les pagan sus trabajos sino con boletos (…)”.(10)
Pero las cosas se precipitaron, habitantes de Mompaní y de Tlacote le pidieron ayuda a los socialistas. Según ellos, los dueños de Tlacote y Mompaní estaban molestándolos, queriendo correr a muchos y no permitirles criar sus animales, y por si fuero poco, no ser medieros. Más aún, según el propio Antonio Guevara en una de sus declaraciones, manifestó que: “Tlacote no es hacienda sino pueblo, y por lo mismo el dueño de ella es más ladrón que los que están presos”.(11)
Consideramos que esta fue la razón para llevar a cabo el asalto a la hacienda de Tlacote El Bajo, propiedad de Trinidad Arauz de Cosío. Hecho que rompió la paz social queretana la madrugada del 19 de octubre de 1882. Cuando alrededor de una guerrilla de treinta personas tomaron por asalto la hacienda de Tlacote El Bajo, estando al frente el coronel José Jiménez. Del lugar se llevaron armas, caballos, dinero y mercancía de la tienda. A consecuencia del asalto murió el administrador Manuel Guerrero, hirieron al trojero Jesús Pérez y al escribiente (días después murió). Después se dirigieron a Obrajuelo y repitieron sus acciones en el rancho El Zapote, donde hirieron al encargado, para después dispersarse por los cerros de Querétaro y Guanajuato.

Inmediatamente toda la represión del Estado cayó sobre ellos: la Gendarmería de Rurales fue la encargada de ir tras ellos. En El Saucillo hirieron a cuatro y capturaron a Plácido Olvera, recuperaron los caballos y los objetos que tenían en su poder. Aprehendieron a peones de haciendas aledañas a Tlacote, remitieron a cinco peones de Apaseo, Guanajuato, para ser juzgados en Querétaro, y se aprehendió a la mayoría de “los asaltantes”.(12) La prensa los trató como criminales y reprobó totalmente al movimiento socialista.(13)

Una muerte anunciada

Después de más de año y medio y agotados los recursos para salir de prisión, no obtuvieron el perdón de la H. Legislatura, ni el amparo en la Suprema Corte de Justicia de la Nación. La respuesta de los que detentaban el poder fue la pena de muerte a ocho campesinos, según el Tribunal Superior de Justicia del Estado por el delito de robo con asalto y homicidios.(14)

En una ejecución muy concurrida; los rebeldes: Juan Nepomuceno Sánchez, Silvestre Hernández, Plácido Olvera, Porfirio Hernández, Eustaquio Franco, Antonio Guevara, José Jiménez y Agustín Ramírez, fueron fusilados en la Alameda en la ciudad de Querétaro el 16 de junio de 1884 a las 7 de la mañana.(15) En el fusilamiento participó el Regimiento de Rurales de Querétaro y la Compañía del 2º Cuadro del Batallón del Ejército Federal.

Finalmente, con el fracaso de la rebelión de los socialistas de Sierra Gorda y del distrito de Querétaro; y los socialistas del estado de Guanajuato presos o pacificados, la idea de revolución social desapareció del imaginario campesino.

Querétaro, Qro.
José Rosales Suasti


Citas:

1. John M. Hart, El anarquismo y la clase obrera mexicana, 1860-1931, Siglo XXI, México, 1988, p.31

2.Archivo Histórico de la Biblioteca Social Reconstruir. José C. Valadés, “La insurrección de Chalco (mayo 1869)”, La Protesta, Buenos Aires, 1/V/1924.

3.Defensa del Derecho Territorial Patrio. Elevado por el Pueblo Mexicano al Congreso General de la Nación. Pidiendo la reconquista de la propiedad territorial para que nuevamente sea distribuida entre los ciudadanos habitantes de la República por medio de leyes agrarias y la organización general del trabajo, por la serie de leyes protectoras con los fondos que se han de crear de un Banco Nacional de Avíos, Tipografía de José Reyes Velasco, México, 1877.

4. José C. Valadés, El socialismo libertario mexicano (siglo XIX), Universidad Autónoma de Sinaloa, México, 1984, p.116. También el autor señala (p.144) que Zalacosta estuvo en Querétaro con campesinos y fue detenido y, finalmente, fusilado en 1881.

5.Memoria Estadística y Administrativa al H. Congreso del Estado de Querétaro de Arteaga, por el Secretario del Despacho de Gobierno, el 17 de septiembre de 1879, Imprenta de Luciano Frías y Soto, Querétaro. 1879.

6.El Combate, número 689. Sin fecha de edición.

7.Archivo Histórico de la Casa de la Cultura Jurídica en el Estado de Querétaro, Ramo Penal, folio 0063, 1879.

8.La Sombra de Arteaga, (16-XI-1879).

9.Archivo Histórico de la Casa de la Cultura Jurídica en el Estado de Querétaro, Ramo Penal, 1881.

10. En una declaración de Antonio Guevara.

11.Archivo Histórico de la Casa de la Cultura Jurídica en el Estado de Querétaro, Ramo Penal, folio 0078, 1881.

12.Archivo Histórico del Estado de Querétaro. Poder Ejecutivo. Serie Guerra, expediente número 16. Parte del Coronel Jefe del Cuerpo de Rurales, 21 de octubre de 1882.

13.Véase, por ejemplo, La Sombra de Arteaga que informó de todo el proceso judicial, y el periódico La Verdad. Hoja Política e Independiente, 3-XII-1882, donde también le dio cobertura al suceso.

14.La Sombra de Arteaga, 14-VI-1884.

15.Archivo Histórico Municipal. Defunciones, 1884.


Responder