Librazo, como el primer volumen.
La introducción aclara algunos comentarios que habían criticado el primer volumen, pero es muy corta la introducción. Es el primer capítulo el realmente interesante, tratando del socialismo después de 1848, aquí ya estamos en plena era del socialismo como se verá más adelante.
El siguiente capítulo sobre el socialismo alemán de Rodbertus y Marlo es muy bueno, aunque cuando habla de que este último propone hasta 5 siglos para llegar a la socialización total, habría que hablar también de lo que Marx dice en Crítica del programa de Gotha donde indica que nunca habían prometido llegar al comunismo, que la primera fase del comunismo era posible, pero la segunda... Dudosa. Quizá es que ese texto no pertenece a estos años de estudio, pero el argumento si. En fin, veremos más adelante.
Sobre "Los comienzos del socialismo en Rusia" el capítulo es bastante bueno. Belinsky, de quien apenas sabía algo, fue de quien me gustó saber, también de Chernyshevsky, pero sobre todo me encantó que se extendiera sobre Herzen. Por su cercanía con Bakunin me parecía muy interesante. Aunque es verdad que no llegaba al anarquismo más que de refilón y que tampoco era marxista (por fortuna), es un personaje muy interesante.
Del socialismo belga no conocía más que apenas algunas cosas debido sobre todo a César de Paepe, pero en realidad muy poco. Las ideas de Colins descritas por Cole me parecen bastante interesantes en algunos aspectos, desde luego que en su verticalidad no, pero en lo demás es muy, muy interesante.
De Lassalle encontramos un artículo con el mismo nombre del personaje, bastante interesante sobre todo por su relación, casi siempre mala, con Marx.
Lo que no me cuadra es que Cole indica varias veces que Marx estaba contra Bismark y los prusianos, cuando, como bien dijo Bakunin en Estatismo y anarquía, la idea de un Estado centralizado como pedía Marx desde 1848 no era otra cosa que Bismarkismo socialista. Y si se ve posteriormente el deseo de Marx para que los prusianos invadieran Francia en la guerra Franco-Prusiana, se verá que después de todo no estaba encontrá de los prusianos no tampoco era tan internacionalista. La guerra Franco-Prusiana reveló un Marx ultranacionalista que personalmente me parece que es lo que siempre había sido si se analizan sus cartas, pero quizá estos dos temas sean tratados más adelante en la década del 70. Veremos.
El siguiente capítulo es sobre "La primera internacional en 1860" y tiene sus cosas buenas y malas. Es muy bueno cuando reconoce la paternidad de la AIT a los ingleses y franceses proudhonianos y que Marx tuvo que adecuar su mensaje inaugural para no incluir los medios de producción. En realidad se trata d ejna verdad a medias, porque lo que Marx quería eludir era el tema de la conquista del poder político que evidentemente le hubiera dejado mal parado.
Sobre los proudhonianos, como en el primer volumen sobre Proudhon, Cole demuestra que es una idea que ignora mucho. Sigue repitiendo que todo el sistema proudhoniano se basaba en un Banco del pueblo y en la familia. En el primer volumen he hablado de este tema para aclararlo por si alguien quiere ir a verlo (en este mismo álbum de fotos), por lo que no lo repetiré aquí, pero Cole se equivoca de nuevo en cuanto al Proudhonismo.
Respecto de la Internacional de los 1860's, es un relato quirúrgico. Cole es, como ya dije antes, un socialista marxista, pero muy, muy crítico y acertado.
No duda en cuestionar el papel de Marx en la AIT, ni tampoco la forma poco ética, por decir lo menos, en como se comportó. Es un relato muy acertado que nos habla de cómo el proudhonismo fue una fuerza determinante en la formación inicial de la AIT (y no el marxismo) junto a la rama inglesa. El colectivismo de un Bakunin proveniente de la Liga para la Paz y la Libertad, resultó ser un refrescante apoyo para la expansión de la AIT, mientras que Marx no tenía más apoyo internacional (lo que nos deja ver que su importancia era mínima) que en Inglaterra, las secciones de Italia, España y gran parte de Suiza, eran anarquistas bakuninistas. Incluso posteriormente los ingleses mandarían muy lejos a Marx cuando, después del congreso de La Haya, los ingleses se niegan a dar ninguna representación a Marx por su actuación autoritaria en dicho congreso. En fin, un capítulo de lo más delicioso intelectualmente hablando.
Respecto de la Comuna de París, hay también un estupendo trabajo, aunque nuevamente comete errores al hablar de Proudhon: el "Manifiesto de los sesenta" y el grupo que impulsaba este trabajo, no estaba influido por Proudhon en sus aspiraciones. Es de hecho este grupo el que va con Proudhon a presentarle el proyecto y este escribe "De la capacidad política de la clase obrera" de manera posterior a esa visita y editado de manera póstuma. Es decir, no fue este libro el que inspiró el Manifiesto: este fue anterior al libro. A pesar del estupendo trabajo de Cole, en cuanto toca a Proudhon, a pesar de estar documentado, resbala muy feo en algunas ocasiones.
En cuanto la lucha ya en la Comuna de París de 1871, dice Cole que Marx y Engels se oponían a la guerra y que si la apoyaban era únicamente de manera defensiva (
Cole considera que la Comuna fue uno de los motivos de la destrucción de la AIT, y así se comienza el capítulo "Decadencia y fin de la primera internacional", donde se analiza el movimiento obrero en varios países, pero especialmente en Italia y España, pero para este último es curioso que no considere a Pi I Margall cuando habla de los antecedentes del anarquismo en el país, no porque Margall fuera anarquista pero sí quien introdujo a Proudhon en el país. Luego se habla d ella influencia de Bakunin en Suiza, pero a estas alturas no se ha dicho nada de la influencia de Marx en algunos países, y es que esta influencia no existía realmente. Marx no era nada en importancia internacional como sí lo era Bakunin.
Sobre el conflicto entre Marx y Bakunin, al hablar de la traducción de El capital, no dice que Bakunin aceptó por urgencia económica y parece que comenzó la traducción por gusto, cuando no es así para nada. Tampoco dice que Bakunin sí regresó el dinero de adelanto que le habían dado, aunque en la mano equivocada de Netchaiev, que no regresó nada.
Sobre el Congreso de la Haya es buen trabajo, aunque también comete el error de decir que el Saint-Imier se fundó una nueva Internacional, cuando en realidad era la misma, aunque mayoritaria esta vez y desconociendo tanto a Marx y Engels como al grupo de intrigante que buscaron destruir a la AIT en La Haya.
Hay otro error al considerar que había una diferencia ideológica entre Malatesta y Kropotkin respecto a la sociedad futura, colocando a Malatesta como una especie de destructor y a Kropotkin como alguien que apostaba por la libertad colectiva. En realidad la distinción entre ambos está en la ciencia, pero en este aspecto de la sociedad futura apenas tienen diferencias. Error de Cole.
Sobre Bakunin, ya que no se le ha estudiado, Cole inserta un estupendo capítulo al que apenas hay que reclamar alguna cosa (mínima), estupendamente escrito y documentado. Cosas así se agradecen, desde luego, por su imparcialidad y honestidad al hablar de un anarquista.
Viene luego un capítulo sobre el socialismo alemán después de Lasalle bastante bueno. No porque simpatice con el socialismo alemán, sino porque explica él contexto en el que, por ejemplo, se realizó el texto de "Crítica del programa de Gotha". Este documento es explicado por Cole de forma muy precisa y neutral, ya que en este documento Marx da argumentos que si en unos casos es acertado, en otros nos demuestra una falta de claridad muy grande y sobre todo, un marxismo muy distante del que se defendía como radical. Después hay una relatoría excelente del socialismo cristiano y de los movimientos que produjo en Alemania y en Austria.
Después se lanza el autor a un largo, larguísimo análisis del Capital de Marx. No es mal trabajo, pero otros autores estudiados no merecieron tantas páginas (de la 252 a la 284), lo que es por lo menos injusto. Máxime cuando el propio Cole reconoce que Marx no aportó significativamente a la teoría del capital. Luego vienen unas páginas 285-294 sobre El Antidühring de Engels, tampoco mal parte, pero estamos hablando de que a este apartado del marxismo se le dedicaron de las páginas 252 a la 294. 42 páginas en total que no se hicieron con otros autores. Lo cual es excesivo e injusto.
Sigue un largo capítulo sobre anarquismo, en teoría enfocado a Kropotkin, pero Cole se desvía a veces un poco hablando sobre los atentados, el sindicalismo francés, etc., pero en general bien. Sobre Kropotkin, en página 323, dice que no era partidario de la acción violenta. En realidad si lo era: la participación de Kropotkin en sus primeros congresos está marcada por su impulso a los medios violentos y es precisamente a él a quien se debe la denominación de "propaganda por el hecho" que tanto se ha distorsionado y que significaba la toma de pueblos y puesta en socialización de los medios de producción, así como de una amplia propaganda entre el pueblo. Cole se pregunta ¿por qué el medio violento disminuye comenzando el 1900? Esto se debió en gran medida a que Kropotkin y muchos anarquistas se dieron cuenta que el método violento solo les alejaba del pueblo y con ello de la revolución, y entonces viene ya desde finales de la década de los 1890's la forma anarquista de organizaciones más amplias.
Hay un estupendo capítulo también sobre el socialismo estadounidense (para no decir norteamericano) que explica el contexto del socialismo un tanto reaccionaria con motivo de la represión contra los Mártires de Chicago, aunque hubo unos cuantos qué se pusieron a lado de los anarquistas ante la represión que sufrían, no sin abandonar sus ideas socialistas gubernamentales, claro.
Hay también un capítulo estupendo sobre "El renacimiento del socialismo británico" bastante interesante por los intentos de revivir el cartismo, lo que produjo en cierto modo el renacimiento del Nuevo socialismo donde Marx a veces no tiene nada que ver y a veces sus fans crean organizaciones sectarias extremando las actitudes que ciertamente ya existen desde Marx donde se desdeña agriamente a quienes no piensan igual. Pero es sobre todo la descripción de William Morris y su trabajo en favor del socialismo lo que resulta realmente bueno. En la reseña pasada, perdida por las censuras de Facebook, decía que coincidía mucho con las ideas de Nettlau sobre que a Morris se le debió convencer más antes de alejarlo así tan sencillo, porque sí pudo haber sido un anarquista de haber tenido más tolerancia con él (ay, la maldita intolerancia) en lugar de atacarle.
Finalmente se añaden unas conclusiones sobre el socialismo francés, inglés y alemán, pero ya es una especie de resumen solamente, aunque es buen contenido también.
Vayamos al tercer volumen.