Eugène Varlin: biografía resumida

Biografías de anarquistas
Erick Benítez Martínez
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Eugène Varlin: biografía resumida

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Eugène Varlin (1839-1871)

Eugène Varlin es seguramente, con Louise Michel, una de las mayores figuras de la Comuna de París.
Socialista con un espíritu más bien libertario, sigue siendo una personalidad aparte, que obedece a su corazón y a su razón más que a un dogma absoluto. Es conocido por su bondad y generosidad, su inteligencia, su escrupulosa honestidad y su infalible lealtad a sus ideas, que le llevaron por caminos heroicos.

Nacido en Seine et Marne, era hijo de agricultores pobres. Su padre, jornalero, cultivaba algunas parcelas por su cuenta. A pesar de ello, Eugène continuó sus estudios hasta los 13 años. Además, su abuelo materno le enseñó la Revolución de 1789.

En 1852, fue aprendiz de un tío en París como encuadernador. Se destacó en su tarea. Aprovechó para leer las obras que pasaron por sus manos. Luego tomó una habitación en la ciudad y trabajó para varios empleadores. Al mismo tiempo, continuó su educación. Leía todo tipo de obras, literarias, políticas, económicas y sociales, y luego tomaba clases nocturnas. Obtuvo dos segundos premios (francés y contabilidad) y una distinción en geometría. Incluso empezó a estudiar latín. Además, se interesó por las artes y cantó en un coro. En 1857, se une a la Société civile des relieurs, una sociedad de ayuda mutua que reúne a empresarios y trabajadores. En 1859, se convirtió en capataz.

En 1864 y de nuevo en 1865, dirigió las primeras huelgas de encuadernadores, cuyas reivindicaciones incluían una jornada laboral de 10 horas en lugar de 12 y un aumento de sueldo. Fue entonces cuando conoció a Nathalie Lemel. En reconocimiento a su activismo, sus compañeros le regalaron un reloj de plata. Sin embargo, fue descubierto por la policía.

En 1866, participó en la fundación de la Société civile d'épargne et de crédit mutuel des ouvriers relieurs de Paris, que se convirtió en la Société de solidarité des ouvriers relieurs de Paris. Fue elegido presidente y redactó los estatutos en los que afirmaba que era necesario "perseguir la mejora constante de las condiciones de vida de los encuadernadores en particular y, en general, de los trabajadores de todas las profesiones y de todos los países, y hacer que los trabajadores se apropien de sus instrumentos de trabajo". A favor de la igualdad de género, incorporó a Nathalie Lemel al consejo de administración.

Entretanto, se incorpora a la sección francesa de la Internacional y colabora en su revista semanal, Tribune ouvrière. Participó en los congresos de la AIT y pronto desempeñó un papel importante. En Londres, conoció a Marx. En Ginebra defendió el derecho al trabajo de las mujeres frente a la mayoría, que estaba impregnada de proudhonismo.

En 1867, con su hermano Louis y Nathalie Lemel, fundó una cooperativa alimentaria, La Ménagère, y luego, en 1868, el restaurante cooperativo La Marmite, que fue un verdadero éxito, con hasta 8.000 socios.

Como secretario y corresponsal de la oficina de París de la Primera Internacional, Varlin estuvo en el corazón de muchos movimientos sociales. Fue encarcelado por primera vez de agosto a octubre de 1868. En 1869, las huelgas se multiplicaron. Creó un fondo de centavos para ayudar a los huelguistas. Ese mismo año, en el congreso de la A.I.T. en Basilea, se decantó por el colectivismo, en contra del mutuismo. Se pronunció a favor de la propiedad colectiva de la tierra. También contribuyó a la fundación de la Cámara Federal de Sociedades Obreras. En 1870 crea secciones de la Internacional en Lyon, Lille y Le Creusot y firma el manifiesto de la sección parisina de la AIT contra la guerra. Durante estos dos años, fue detenido varias veces. A finales de abril, presionado por sus camaradas, se exilia en Bélgica para evitar ser encarcelado de nuevo.

A su regreso, tras la caída del Imperio, participó en la creación del Comité Central Republicano de los veinte distritos, dentro del cual fue nombrado delegado. Se incorporó a la Guardia Nacional y se convirtió en comandante del 193º batallón. Fue partidario de la defensa a ultranza contra Prusia, la encarnación del monarquismo. Fue destituido de su cargo tras la insurrección del 31 de octubre, que estalló a causa de la política del gobierno provisional.

Durante el invierno y el asedio de París, se ocupa de la alimentación de los más necesitados.

Se presentó a las elecciones a la Asamblea Nacional el 8 de febrero como candidato socialista revolucionario, pero sin éxito.

Durante la insurrección del 18 de marzo, participó en la toma de la plaza Vendôme. A continuación, fue elegido para el Consejo de la Comuna y nombrado para la comisión de finanzas, y luego para la comisión de subsistencia. También era responsable del enlace con las sociedades de trabajadores. El 2 de mayo fue nombrado director general de manipulación y suministros militares. Fue reconocido por su integridad.

El 1 de mayo, Varlin y la mayoría de los internacionalistas se oponen a la creación del Comité de Seguridad Pública y firman el manifiesto de la minoría.

Durante la sangrienta semana, Varlin ocupó la primera línea en las barricadas de los distritos 5, 6 y 11. Intentó en vano oponerse a la ejecución de los rehenes de la Comuna el 26 de mayo. Luchó hasta el final en la última barricada de Belleville el 28 de mayo.

Por la tarde, agotado, sentado en un banco, un sacerdote vestido de civil lo reconoció y lo denunció. El teniente Sicre lo detuvo y lo arrastró hacia Montmartre bajo los insultos y golpes del populacho. Le dispararon el mismo día. "¡Viva la república! Viva la Comuna" fueron sus últimas palabras. Su cadáver fue golpeado con la culata de un rifle. Sicre robó el reloj que le habían dado.

Lissagaray, periodista y autor de una importante investigación sobre la Comuna de París publicada bajo el título Histoire de la Commune de 1871, dijo de él

El monte de los mártires no tiene uno más glorioso. (...) Toda la vida de Varlin es un ejemplo.
FUENTE: AnarkaiA

Traducido por Joya

Original: https://www.socialisme-libertaire.fr/20 ... maire.html


“El campo de batalla del anarquismo, ínterin se espera la revolución social, tendría que ser la pluma, la palabra y el ejemplo […] Revolucionarios, meditad que la hora de nuestra emancipación tanto más tardará en sonar cuanto más tiempo permanezcamos en la ignorancia. Eduquémonos, instruyámonos, que el porvenir es nuestro”

José Llunas
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