¿La Otra Campaña o el juego simulado al Estado? -Erick Benítez Martínez-

Historia del anarquismo en México
Erick Benítez Martínez
Mensajes: 135
Registrado: Sab Ago 17, 2019 2:03 am
Has thanked: 6 times

¿La Otra Campaña o el juego simulado al Estado? -Erick Benítez Martínez-

Mensaje: # 80Mensaje Erick Benítez Martínez »

Imagen

El pasado mes de agosto del presente año (2009) se publicó un artículo a nombre de La Otra Campaña y firmado por un tal Juan Castro Soto, donde se pretende hacer un análisis del anarquismo, según la perspectiva del individuo antes mencionado y que, notémoslo, ha sido difundido por La Otra Campaña.
Hablemos un poco sobre el documento.
Dice el documento que preconizamos –los anarquistas- la formación de un mundo nuevo. Pero se pregunta

“¿A partir de cuándo se sabe que contamos con un tipo de esos? Porque de seguro no los habrá perfectos, y se observa que brotan a cuenta gotas. ¿Acaso el hombre nuevo y la mujer nueva empiecen digiriendo esa pesada idea de derrocar un régimen con todos los riesgos que implica? Pero precisémoslo más: ¿son los dispuestos a arriesgar su vida por una causa justa? Lo cierto es que esos hombres nuevos, pocos e imperfectos, son los que pueden provocar el cambio revolucionario, echando abajo las estructuras que producen tantas injusticias. En estos términos, ¿usted se considera un “hombre nuevo”? ”

Según nuestra concepción de “un hombre nuevo”, es cuando un individuo está dispuesto a cambiar de manera radical (1) sus formas de vida si estas son injustas o tienden a la dominación. Es un esfuerzo diario por convivir con nuestros semejantes sin ejercer ningún tipo de autoridad coacciosa sobre ellos. Es cuando un individuo, en pos de la libertad, hace una revolución en su mente, y se presta a hacerla en su entorno, eliminando así la opresión que se ejerce sobre él y sus semejantes.
En este sentido podemos responder firmemente a La Otra Campaña: en sus filas, puesto que tienden a la formación de una nueva Constitución, es decir, a unas nuevas reglas de dominar al pueblo, a un nuevo gobierno, a una nueva dominación, en sus filas, repito, no existe un solo hombre nuevo.
Puede que haya quienes dentro de ustedes actúen pensando en que esa es la mejor y más justa forma de actuar, animados por la más buena fe. En tales casos, les invitamos a reflexionar más y darse cuenta que reglamentar al hombre es coaccionarlo. Que implantar un nuevo gobierno, aunque este sea “desde abajo y a la izquierda”, es implantar una nueva dominación, un grillete de otro color para el pueblo.
Para nosotros los anarquistas, la cuestión no está en cambiar al poder, o de ejercerlo de “manera democrática” sino de eliminar toda forma de dominación del hombre sobre el hombre.
De aquí que nos parezca ridículo el como quien redactó el documento dice: “¿Cambiamos las estructuras o los hombres?” afirmando que para ellos el movimiento revolucionario “significa no esperar mejores estructuras ni mejores hombres, sino construirlas con los hombres y mujeres que se tengan.”
Es evidente que mientras una organización, sea cual sea, que se ponga como objetivo la libertad y no la ejerza desde sus propios actos, ni propague entre sus elementos el renunciar a la búsqueda del poder, difícilmente podrán hacer que sus miembros se desembaracen de los prejuicios burgueses de autoridad, de dirigencia, de vanguardia, y como consecuencia, difícilmente podrán ser ese “hombre nuevo” del que hablamos. Un hombre nuevo que no busca gobernar a los demás, porque quien busca gobernar a sus semejantes no puede ser un hombre justo.
Renunciar a tomar el poder, y por el contrario, ponerse como meta la destrucción de todo aparato de gobierno, es la tarea de quienes realmente luchan por la libertad.
Pero ¿Qué es lo que busca en realidad La Otra Campaña con su postulado de una nueva Constitución Mexicana? Efectivamente, la creación de un gobierno zapatista (2) que legisle mientras obedece al pueblo. Esto por lo menos en teoría y mientras no tenga en su poder las riendas de las armas, la economía, los medios de producción, etc.
De aquí que el redactor del documento se lamente cuando dice que: “no se ha dado una nueva Constitución por falta de una asamblea constituyente que realmente funcione desde lo local, ni hay esa constituyente a falta de una Constitución que lo permita. Es necesario romper con esa ley y esos legisladores para poder hacer algo nuevo. Y pues el constituyente no es un fin ni un mal en sí mismo, es un instrumento para construir democracia, que ha funcionado equivocadamente; hagamos uno que funcione desde abajo y a la izquierda para obtener la constitución de la sociedad deseada.”
Este punto creo que merece atención especial. Veámoslo.
Una Constitución es una forma de otorgar leyes, de reglamentar la sociedad, sea en el sentido que sea. Supongamos por un momento que esta Constitución está encaminada por las mejores formas según los conceptos del EZLN y La Otra Campaña. Esta Constitución nueva estaría, según La Otra Campaña y por mediación del autor del texto en cuestión, destinada a que en México realmente haya democracia. Supongamos esta Constitución lo más bella y justa que se quiera: en un par de años estaría caduca.
¿Qué ha pasado con la Constitución actual? ¿No dice acaso que todo mexicano tiene derecho a una vivienda digna, alimentación, trabajo, etc.? ¿No dice acaso que todos tenemos el derecho de decir cuanto queramos? ¿No dice acaso que somos “libres”? ¿No dice acaso que se prohíbe la esclavitud? ¿No dice acaso que somos un país soberano?
Claro que lo dice, por supuesto que lo pone. No imaginamos una Constitución que diga: “en este país todos son propiedad del capitalismo, y quienes no estén conformes con el régimen imperante será enclaustrados en las mazmorras destinadas a castigar a los rebeldes”
¿Qué dirá de diferente de la Constitución actual la Constitución que plantea la Otra Campaña? Escribirlo no significa nada, ni pone en práctica absolutamente nada.
Como bien sabemos, el poder corrompe ¿Quién nos asegura que quienes estuvieran en el poder son unos santos inmunes a corromperse por el poder a quienes debamos confiar nuestra libertad? La libertad, sépalo bien el redactor del artículo, no se confía a nadie, más que a uno mismo. Sea quien sea el que esté en el poder o quienes estén en el poder, al mismo momento de subir al poder dejan de ser parte del pueblo trabajador para ser parte del aparato explotador. ¿Por qué el señor redactor, al hablar del “hombre nuevo” que plantean los anarquistas dice “Porque de seguro no los habrá perfectos” y no se cuestiona lo mismo acerca de quienes suban al poder?
Para los planteamientos de los anarquistas hay un pero, que es que no se puede crear un hombre nuevo; pero para que el EZLN tome el poder creando una nueva Constituyente si da por hecho que quienes suban al poder serán tan perfectos que podemos otorgarles todo el poder. Aquí no hay un texto serio e imparcial, sino una defensa simulada de la existencia de un Estado, de una dominación. No en balde el redactor se confiesa cuando dice que “No se trata de prepararnos mucho intelectualmente”.
Por otro lado, la formación de una nueva Constitución no haría más que reglamentar las vidas de las personas, como lo hace el gobierno y la Constitución actual. Una nueva Constitución, dicen. Cuando cada uno de nosotros nació, nacimos ya con la Constitución impuesta. No la aceptamos, ni dijimos nada acerca de ella, sino que nos domina sin siquiera pedir nuestra opinión. La Constitución que plantea La Otra Campaña no haría algo mejor. A menos que se planteen que cada X tiempo se renovará la Constitución, es decir, que se renovara la legislación de la esclavitud. Como se le vea, esta búsqueda por parte del EZLN y la Otra Campaña no es otra cosa que más atole con el dedo para el pueblo.
¿Qué es entonces lo que el EZLN y La Otra Campaña buscan en realidad? Han alabado el régimen de Fidel Castro con las palabras

“(…) una parte de esta historia singular es la del imperdonable pueblo cubano, el último en independizarse y el primero en ser libre en nuestro continente” (3)
Si por “ser libre” Marcos entiende el alto nivel de prostitución al que las mujeres, muchas de ellas madres, se ven obligadas a ejercer para poder vivir; si por “ser libre” Marcos entiende los fusilamientos de revolucionarios; si por “ser libre” Marcos entiende el alto nivel de pobreza que vive el pueblo cubano, el que los mismos nativos no puedan circular por las mismas calles que los turistas, que salir del país sea una odisea… en fin, si esto entiende Marcos por libertad, bien debería de pensárselo todo aquel que forme filas en el EZLN y en La Otra Campaña.
Este enaltecimiento de regímenes autoritarios es algo a lo que debemos prestar atención: ni el régimen de Cuba, ni el actual de Hugo Chávez, ni el de Evo Morales representan ninguna mejora para el pueblo. Son varios los casos en que estos países se han nacionalizado bancos, empresas nacionales y extranjeras, etc. ¿Ha significado algo todo esto para el pueblo? Desde luego que no: sigue habiendo una inmensa mayoría explotada y una minoría rapaz de buitres que viven del trabajo del pueblo.
El hecho de que estos países se manifiesten contra “El Imperialismo” no significa, por ejemplo, que Venezuela no siga teniendo relaciones comerciales con Estados Unidos.
No nos engañemos entonces: el hecho de decirse que uno es tal o cual cosa no significa serlo en realidad. Los gobernantes de Cuba, Venezuela y Bolivia pueden decir estar contra el autoritarismo, pero esto es solo en las palabras. En la realidad ni en Cuba, ni en Bolivia ni en Venezuela hay la más mínima libertad para el pueblo, que continúa siendo esclavo.
¿Por qué Marcos, el EZLN y La Otra Campaña les exaltan? ¡Ah! Porque, defensores del principio de Estado, no pueden denunciarles como falsos socialistas a todos ellos. Porque el régimen de Cuba, de Bolivia y de Venezuela cumple con las expectativas que La Otra Campaña desea: hablar de libertad y de democracia a la vez que ellos toman el poder y se constituyen como los nuevos gobernantes, los nuevos amos. En realidad, si el EZLN y La Otra Campaña fueran “anticapitalistas” como dicen ser, no solo romperían con los marxistas-leninistas que tienen encaramados a sus espaldas, sino que en lugar de exaltar a Cuba como “país libre” denunciarían a los verdugos del pueblo cubano como traidores y parásitos vividores del trabajador cubano. Y cosa parecida deberían hacer con Venezuela y Bolivia.
Declarar después que el capitalismo no solo domina a los países desde afuera, sino también desde dentro: hay capitalistas mexicanos que, por el hecho de ser mexicanos, no les priva de su condición de explotadores, de burgueses, de autoritarios.
En lugar de esto, el EZLN se entretiene con pompas de jabón añorando los tiempos anteriores a la globalización “donde antes había créditos y precios de protección…” enalteciendo el régimen explotador anterior a la era de la globalización. Porque nadie negará que el trabajador mexicano era también explotado antes de la globalización.
Entonces, si anticapitalista es el EZLN, ya puede comenzar por romper con todos los dirigentes de izquierda, pues la izquierda no es más que el polo opuesto de la derecha: dos polos en la búsqueda del poder, dos órganos enfrentados para gobernar al pueblo, para legislarle, para domesticarle, para explotarle. Ya puede el EZLN ser coherente y prestarse a luchar contra todo aquel que aspire a gobernar al pueblo. Ya puede tomar un borrador y eliminar de su programa las palabras “a la izquierda” e inscribir en lugar de eso lo siguiente: “contra la izquierda, la derecha y el centro. Contra todo tipo de gobierno”
Pero no soñemos con que eso suceda: el EZLN no desea estos enfrentamientos, les rehúye, rehúye el ataque directo al capital porque no quieren destruir el capital, sino sólo transformarlo: eliminar la inversión extranjera en México, nacionalizar empresas y todo aquello que puedan, ponerlo todo bajo sus manos, formar una nueva Constitución que les asiente en el poder y gobernar “desde abajo y a la izquierda”… eso sí, hablando de democracia y libertad.
Una vez visto este sólo punto, vemos como tampoco podemos concordar con varios de los lemas del EZLN, como son “Mandar obedeciendo”, pues sabemos bien que el que manda, en cuanto comienza a mandar y tener en sus manos las riendas totales del país, no deseará nunca obedecer más que a sus intereses y los de sus protegidos: el capital; tampoco con el otro lema de “desde abajo y a la izquierda” pues este lema de anarquista tiene muy poco: “desde abajo”, es decir, popular, “a la izquierda”, es decir, un gobierno. En pocas palabras, un gobierno popular, un gobierno liberal como ya hemos demostrado más arriba.
No somos los anarquistas sectarios que todo lo vean mal. Pero para nosotros hay una cosa bien clara: en tanto exista un gobierno, se nombre como se quiera, la libertad no existe. La libertad, la verdadera libertad, comienza cuando muere el Estado. Ahí donde hay Estado la libertad no existe; ahí donde hay libertad el Estado no existe. Es algo tan claro y tan fácil de comprender para todos, que es increíble que los intelectuales que actúan con el EZLN y la Otra Campaña lo pasen por alto, o premeditadamente, o inconscientemente.
Dice el redactor del documento que el EZLN y la Otra Campaña son “el orden” y que habemos anarquistas que no concordamos con ellos, aún cuando ellos son una expresión del anarquismo:

“Incluso existen anarquistas que rechazan todo orden y entran automáticamente en conflicto con las culturas indígenas, con “La Otra Campaña”, con el sentido común en general y con el propio anarquismo que propone la libre asociación: “Una sociedad libre en posesión de la herencia común, tendrá que buscar en el libre agrupamiento y en la libre federación de los grupos una organización nueva que convenga a la nueva fase económica de la historia”, concluía Kropotkin, hablando del comunismo anarquista.”

Ningún anarquista ha entrado ni entrará jamás en conflicto “con las culturas indígenas”, básicamente porque nosotros mismos somos parte de esa cultura indígena. Entramos, por supuesto, en conflicto firme y decidido con quienes buscan gobernar al pueblo, y en este caso, poco importa de donde vengan. Porque lo mismo estamos contra los gobernantes de Chiapas y contra los gobernantes del DF o de Dinamarca o Polonia. Para los anarquistas el Estado, de cualquier sitio y de cualquier denominación, ahoga, con su misma existencia, la libertad del pueblo. Deber es, pues, de todos los anarquistas oponerse firmemente a todo Estado, sí, pero también a todo intento de formar un nuevo Estado ahí donde no lo hay, o donde hay posibilidad de vivir sin él, como es el caso de Chiapas.
Por otro lado, la cita de Kropotkin está por completo mal entendida y manipulada para hacerla coincidir con los preceptos del EZLN: Kropotkin, al pedir la libre federación de los pueblos, no lo hacía para que estos decidieran entre un gobierno liberal o un gobierno reaccionario. Cuando los anarquistas estamos por el federalismo libre entre los pueblos, lo hacemos para que este federalismo sea, precisamente, una barrera infranqueable para todo Estado o para la constitución de un nuevo Estado, como pide el EZLN. La libre organización del pueblo demuestra, cuando ésta se practica, que no es necesario ni lideres ni dirigentes para que el pueblo funcione en orden.
Hemos dicho ya algunas veces que el EZLN busca un nuevo Estado. Para nadie es un secreto que el EZLN está plagado de marxistas, de maoístas y demás cosas parecidas. Para ellos -los marxistas- viene muy bien un movimiento así, pues les da facilidades para tratar de tomar las riendas del movimiento y hacerse con el poder cuando les sea posible. La búsqueda de un gobierno liberal viene perfectamente a los postulados marxistas-leninistas. Pero a los anarquistas, pese a que no esté del todo mal que participen en el EZLN (4), estos conceptos chocan totalmente con nuestras ideas.
Pues si bien somos libertarios, somos antiestatistas por excelencia.
Dice el documento, entre todas las torpezas que comete al hablar de anarquismo que:

“Pero el anarquista no cree que estas condiciones económicas puedan ser cambiadas por algún estado, ni que esto pueda ser planeado. Piensa que todo será espontáneo desde las bases trabajadoras.”

Esto es parte de la teoría Bakuninista. Pero el redactor, que se place en citar a Bakunin y Kropotkin cuando le viene en gana para justificar sus ideas, no dice que Malatesta plantea el “voluntarismo”, que no concuerda para nada con ese concepto de Bakunin (5).
Detalles como estos demuestran la poca seriedad del documento, que habla de anarquismo sin haberlo comprendido. Que hace como los marxistas, hablar de lo que les han dicho que es el anarquismo, pero que muy rara vez han bebido directamente de la fuente ácrata.
De aquí que el redactor diga burradas como:

“Donde pueblo, autoridad y estado son lo mismo; donde el pueblo no ha sido marginado del estado por un gobierno. ¡Esta posibilidad no la contemplaba Kropotkin!, aunque andaba cerca.”

Kropotkin es para el redactor un completo desconocido, al que ha leído de rebote y lo ha entendido por completo mal. Y aquello de que el pueblo, autoridad y Estado pueden ser uno mismo ya es el acabose: serian lo mismo según él cuando se cree una constitución y el EZLN esté en el poder; son lo mismo, dice. Pero luego el albañil a jugarse la vida a 20 pisos de altura, y el EZLN en una oficina escribiendo; son lo mismo, pero el trabajador cobrando un salario miserable por un trabajo arduo y el EZLN viviendo cómodamente; son lo mismo, según Castro Soto, pero luego unos en la riqueza, en el aparato de gobierno, y el otro en la miseria, en un trabajo miserable… ¡Pero son lo mismo! Como dijo Bakunin:

“Os pregunto si es posible la fraternidad entre explotadores y explotados, entre opresores y oprimidos. ¿Cómo? Os hare sudar y sufrir durante todo un día y cuando anochezca, cuando haya recogido el fruto de vuestros sufrimientos y de vuestro sudor dejándoos únicamente una pequeñísima parte para que podáis vivir, o sea sudar y sufrir de nuevo mañana en mi provecho, cuando anochezca os diré: ¡Abracémonos, somos hermanos!” (6)

Afortunadamente estas palabras que desean que el pueblo, la autoridad y el Estado sean lo mismo tienen muy poco futuro. Y ya que Juan Castro Soto ha tenido la genial idea de tratar de distorsionar las ideas de Kropotkin y Bakunin, una vez que las hemos aclarado dejemos que otro grande del anarquismo le conteste sobre lo que sería su propuesta de una nueva Constitución:

“Las consecuencias no tardan en dejarse sentir: despojado de toda dignidad el ciudadano y el municipio, se multiplican las usurpaciones del Estado y crecen en proporción las cargas del contribuyente. No es ya el gobierno. El poder lo invade todo, se lo arroga todo para siempre jamás: guerra y marina, administración, Justicia, policía, instrucción pública, obras y reparaciones públicas, bancos, bolsas, crédito, seguros, socorros, cultos, ahorros, beneficencia, hacienda, aduanas, comercio, agricultura, industria, bosques, canales, transportes. Y coronado todo por una contribución formidable, que arranca a la nación la cuarta parte de su producto bruto. El ciudadano no tiene ya que ocuparse sino en cumplir allá en su pequeño rincón su pequeña tarea, recibiendo su pequeño salario, educando a su pequeña familia, y confiándose para todo lo demás a la providencia del gobierno” (7)

La propuesta del documento, además de analizar pésimamente al anarquismo, es por completo malísima. Es reformista completamente, y lo demuestra cuando propone que en el 2010:

“Nuestro llamado en el 2010 debe ser a la abolición inmediata de todas las deudas. No sólo entre los mexicanos, también las deudas externas que cada uno tenemos con las empresas y bancos extranjeros, y las del gobierno con organismos internacionales. Quienes deban tarjetas de crédito en tiendas y bancos, no las pagarán. Quienes deban pagos en abonos o renta de vivienda, ahí queda. Si usted debe luz, agua, teléfono o cualquier servicio, ya no. Las cuentas por cobrar entre particulares, no se cobrarán. El pago del Fobaproa a los banqueros se cancela para toda la vida. Los pagos del país al Banco Mundial o lo que sea, ya no se harán. Y así en todo lo demás.”

En lugar de promover la organización de todos los oprimidos para derrotar al régimen estatal, tomando los trabajadores los medios de producción en sus manos y organizando la economía ellos mismos, organizando la producción y la distribución “De cada cual según sus capacidades. A cada cual según sus necesidades” eliminando a la vez toda forma de gobierno instaurada o que pretenda instaurarse. En fin, en lugar de proponer estos métodos y fines, es decir, en lugar de luchar por la libertad, propone reformas propias de Hugo Chávez, Fidel Castro o de cualquiera de estos neoliberales burgueses.
Sobre la nueva opresión que un nuevo gobierno ejercería, aunque se llamara popular, el redactor lo reconoce bien claro cuando, al parecer sin darse cuenta, dice que “Así también, El llamado es a la desobediencia civil y al perdón, a no pagarle al de arriba ni cobrarle al de abajo.” Habla de “arriba y abajo” porque sabe muy bien que no puede haber gobierno si no hay gobernados, si no hay esclavos.
Afortunadamente, nuestros hermanos indígenas de Chiapas han comenzado un camino que no se ha de detener sino hasta la extinción definitiva de toda forma de gobierno, pasando por encima de los dirigentes, vanguardias y propuestas de “buen gobierno” que les quieren meter por medios supuestamente alternativos.
A los anarquistas participantes en La Otra Campaña, la tarea está bien marcada: mostrar al pueblo que se puede vivir sin gobierno, aún sin ese gobierno “de abajo y a la izquierda” que proponen algunos zapatistas. Desenmascarar a los marxistas que buscan meter a los indígenas en los carriles de la dominación para gobernarles más fácilmente.
Hermanos chiapanecos de las comunidades zapatistas, reflexionen: cambiar de dueño no significa libertad. Que el que gobierne se llame Marcos o Pedro y que sea de Chiapas no significa que no sigamos siendo esclavos. Liberémonos todos de la esclavitud económica, política y social que todos los Estados (incluidos los liberales) promueven bajo distintas formas.
Aceptar los postulados de un nuevo gobierno no es más que continuar en el aro de la esclavitud a la que siempre ha sido sometido el pueblo trabajador.
El anarquismo es el camino, los anarquistas sus hermanos, los más fieles amantes de la libertad. Cuando alguien levante la voz contra los anarquistas pónganse en alerta, porque, o se trata de un ignorante o traidor o de un infiltrado del enemigo para dividirles.
¿Creemos que ha llegado la hora de ser libres? ¡Ataquemos entonces a todo aquel que pretenda gobernarnos! Si ha llegado el tiempo en que el pueblo se ha de levantar, que no sea para agachar la cabeza ante un nuevo gobierno. Que de Chiapas hasta Baja California se levante el pueblo, y que todos aquellos que gobiernan o pretenden gobernarnos, tiemblen al ver al pueblo sin vendas estatales en los ojos, decididos a aplastar implacablemente toda forma de gobierno.
Salud camaradas.



Fraternalmente: Erick Benítez Martínez. 14 de septiembre del 2009.


Notas.
1.- Radical: del latín “radix” significa ir a la raíz del asunto. En este sentido, los anarquistas somos los más radicales… pero también los más conscientes. No confundir nunca Radical con Extremo. Porque si el radicalismo va a la raíz del asunto, el extremismo puede ir a cualquier sitio, incluso a la reacción.
2.- Que la memoria de Emiliano Zapata disculpe este calificativo para quienes buscan tomar el poder; no así para los indígenas sinceros y revolucionarios.
3.- Ponencia titulada “De redentores e irredentos” en un foro que llevó por nombre “América Latina vista desde la Otra Campaña”. Nota tomada del artículo critico del Grupo Socialista Libertario al EZLN.
4.- Digo que no está del todo mal, porque si bien chocamos directamente con los postulados del EZLN y La Otra Campaña, una cosa son ellos y otra nuestros hermanos indígenas, con quienes debemos estar para destapar todas las mentiras que les quieren hacer creer.
5.- Ojo, no nos prestemos a equivocaciones, el voluntarismo de Malatesta no coincide con Bakunin en este sentido; eso no quiere decir que no coincida en todo lo demás.
6.- Miguel Bakunin. La Libertad.
7.- P. J. Proudhon. Obras Completas.


“El campo de batalla del anarquismo, ínterin se espera la revolución social, tendría que ser la pluma, la palabra y el ejemplo […] Revolucionarios, meditad que la hora de nuestra emancipación tanto más tardará en sonar cuanto más tiempo permanezcamos en la ignorancia. Eduquémonos, instruyámonos, que el porvenir es nuestro”

José Llunas
Responder